LOS SERES INORGANICOS

…Los inorgánicos se comunican con los humanos (antropomorfos) para escanciarles la energía. A los llamados beatos o místicos les hacen creer revelaciones de quien los “creó” (Dios). La religión (organización de lo desconocido) fue ideada por los inorgánicos, al notar que los capullos, al fijarse en el concepto Dios, perdían el poder de percibir y de
avistar. Fijando el punto de encaje de los antropomorfos en ensueños eróticos, fantásticos y sensacionales, les organizaron su carencia de avistar. Los inorgánicos se les aparecen o se comunican tomando formas cuasihumanas. Los cuasihumanos son proyecciones multi-inorgánicas con las que inyectan sentimientos en los capullos. Pasiones que los hacen reaccionar y producir energía explosiva, sin control ni volición. (…)

La primera atención, incluyendo a la tierra, está plagada de interferencias inorgánicas. Usando la ambición desmedida, propia de los capullos orgánicos, los inorgánicos se han hecho expertos en la planeación de elaborados engaños. Uno de los mejores es el concepto inexistente de la administración. El sentimiento de la dirección y control del poder ha sido
siempre irresistible para los capullos orgánicos móviles. Con este sencillo espejismo, los inorgánicos cuasihumanos estereoceptores desplazan los puntos de encaje colectivos de los capullos, obligándolos a alinear otros filamentos. Van logrando cambios paulatinos en los mundos de los orgánicos propulsores de energía chisporroteante con la que se alimentan. Al concluir el cambio en algún mundo, este es por lo general exterminado. Si por alguna razón dicho mundo se recupera, esperan a que lo haga completamente. A que sus nuevos capullos, en nuevas formas y funciones se consoliden para comenzar de nuevo a cosechar la energía sembrada por la serpiente. Aún así, la influencia y la manipulación
comienzan desde la más temprana etapa de desarrollo de los capullos. Su predilección es explotar el azoro y el miedo a lo desconocido en los orgánicos.
En cualesquier mundo de cualesquier configuración de las ocho existencias en la gran banda de emanaciones orgánicas encontraremos a los orgánicos móviles organizados en religiones. El velo del engaño crea el temor y el misterio. Los que dan paso a la adoración y a la esperanza de lo venidero. La obediencia aparece en la estructura social de los capullos y con ella comienza su esclavitud cósmica. Aparecen las jerarquías, las competencias, el sentido total de ser y de estar. Se premia al mejor (al que destruye más). La generación de
energía chisporroteante se incrementa. Los capullos móviles se reproducen incontrolablemente. El dolor y el sufrimiento se incrementan a su máximo. Esta energía corroe al capullo albergue (la tierra en este caso) hasta que se sacude. El estertor puede ser terminal y el mundo muere, y si logra curar su herida recomienza el ciclo depredador del águila-sierpe Luztlán.

 Un descubrimiento inquietante fue el hecho de saber que ellos nos han organizado las grandes zonas urbanas. En sus mundos existen inmóviles en extensas aglomeraciones. Le
temen inmensamente a la soledad. Don Chema tenía mucha razón. Los estratos sociales más elevados son los más favorecidos por estos seres proyectados. Es curioso que deseen compañía. Sin embargo, también buscan, al crear las elites sociales, esa soledad individual en la que existen en sus mundos estáticos.

  Desconectan sus conciencias, las moldean esféricamente y las proyectan usando las ondas
contráctiles de la energía. Su tiempo/espacio se cruza con el nuestro. Ellos viven hacia nuestro pasado y vienen de nuestro futuro. Esto los hace prácticamente eternos en sus mundos. Si nosotros nos proyectásemos a sus mundos, lo haríamos en un antefuturo y postpasado de su gran onda retráctil.

 …Otra de las cosas peculiares de estas entidades en nuestro mundo es el hecho de proyectarse en formas femeninas, incluso los hombres-proyecciones tienen esta tendencia y muy marcada. Otra peculiaridad que le comenté a don Chema fue la de saber que muchas de ellas han perdido el vínculo consciente con su carga energética densa y realmente creen ser humanos. Han servido de escudo entre las conciencias de su mundo y nosotros por demasiado tiempo. La negación es su negocio y la comunicación falsaria también. Controlan la tecnología y los contactos con otros seres orgánicos que nos usan de combustible energético abriéndonos o reventándonos cual si fuésemos naranjas. Como proyecciones son frágiles y se sacrifican o son sacrificados con facilidad. Su objetivo es encontrar el punto de encaje artificial para hacérselo accesible a Luztlán.

 Los seres inorgánicos son estructuras cristalizadas inmóviles. Se forman de fragmentos dejados por otros al crecer. Es como si mudaran la piel. Estos trozos se pegan hasta formar
un nuevo ser. Llegan a medir hasta dos metros de altura y su grosor varía mucho, al igual que su coloración. La gran mayoría de sus mundos son cilíndricos tubulares bastante oscuros. Sus soles alargados o estrellas son negrísimos. La luz es negra y viaja al doble y un tercio de velocidad a la que lo hace la nuestra. Los planetas cilíndricos ruedan sobre sí mismos en órbitas elípticas encontradas. Estos planetas orbitan hacia dentro y hacia fuera con exasperante lentitud; lo que facilita la comunicación proyectiva entre ellos.
Son los amos del ensueño. Al contrario de los capullos que olvidan se cuerpo energético y fijan su cuerpo corpuscular; ellos olvidan su cuerpo corpuscular y usan su cuerpo energético o de ensueño. Ellos usan la energía líquida y nosotros la energía sólida. De esta manera coexisten entre sí. Viven en mundos alternos a los propios igual que nosotros. Estamos aquí siendo allá y somos aquí estando allá. Depredadores naturales e instintivos, cazan cuanta energía esté a su alcance o como expertos que son, la acercan y la atrapan en sus oscuras telarañas tubulares.

 Los seres inorgánicos interactúan con los orgánicos para conocer los mundos adonde llegarán en su evolución energética. Su lapso de vida es tan largo e inmóvil que casi todos
alcanzan su ingreso a la gran banda de emanaciones orgánicas como seres de esa especie. Su enorme deseo de moverse a voluntad los hace olvidar el hecho de que son muy escasos los capullos que trascienden a la tercera atención.

Contenido extraído del libro “El nahual de cinco puntas” Autor: Domingo Delgado Solórzano
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