LA PREDILECCIÓN DE UN GUERRERO

-“Ya es casi la hora de que nos desbandemos como los guerreros de la historia –dijo Don Juan-. Pero antes de que nos vayamos cada uno por su lado, debo decirles una última cosa a ustedes dos. Voy a revelarles un secreto de guerrero. Quizá podría llamarlo la predilección de un guerrero.

Centrando en mí su atención particular, dijo que una ocasión yo había opinado que la vida de un guerrero era fría y solitaria y carente de sentimientos…

-La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría y solitaria y sin sentimientos –dijo-, porque se basa en su afecto, su devoción, su dedicación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Yo se los voy a mostrar ahora mismo.

(…) La voz de don Juan era muy clara. Pareció desatar algo en mi interior, y me puse a escribir.

-El amor de Genaro es el mundo -decía-. Ahora mismo estaba abrazando esta enorme tierra, pero siendo tan pequeño, no puede sino nadar en ella. Pero la tierra sabe que Genaro la ama y por eso lo cuida. Por eso la vida de Genaro está llena hasta el borde y su estado, dondequiera que él se encuentre, siempre será la abundancia. Genaro recorre las sendas de su ser amado, y en cualquier sitio que está, está completo.

Don Juan se acuclillo frente a nosotros. Acarició el suelo con gentileza.

-Esta es la predilección de dos guerreros –dijo-. Esta tierra, este mundo. Para un guerrero no puede haber un amor más grande.

Don Genaro se levantó y vino a acuclillarse junto a don Juan, por un momento ambos nos escrutaron con fijeza, luego tomaron asiento al unísono.

Solamente si uno ama esta tierra con pasión inflexible puede uno librarse de la tristeza –dijo don Juan-un guerrero siempre está alegre porque su amor es inalterable y su ser amado, la tierra, lo abraza y le regala cosas inconcebibles. La tristeza pertenece sólo a esos que odian al mismo ser que les da asilo.

Don Juan volvió a acariciar el suelo con ternura.

-Este ser hermoso, que está vivo hasta sus últimos resquicios y comprende cada sentimiento, me dio cariño, me curo de mis dolores, y finalmente, cuando entendí todo mi cariño por él, me enseño lo que es la libertad.

Relatos de Poder. Carlos Castaneda.
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